28 de octubre de 2011, 07:46Brasilia, 28 oct (PL) Los locales de trabajo y vías de acceso a la hidroeléctrica Belo Monte, en construcción en el río Xingu, en el estado brasileño de Pará, amanecieron hoy despejados tras concluir una nueva protesta indígena contra esa obra.
Reportes de prensa procedentes del municipio de Altamira, en Pará, refieren que unos 600 indígenas despejaron los locales de trabajo de Belo Monte y la carretera Transamazónica, luego que le fuera mostrado a los manifestantes un fallo judicial que decretaba ilegal la protesta y los conminaba a deponerla de inmediato.
Aunque los líderes de diversas comunidades aborígenes de la zona acataron el mandato judicial bajo pena de ser multados, adelantaron que mantendrán sus acciones contra la edificación de la hidroeléctrica, al asegurar que esa obra destruirá su habitat y los obligará a abandonar los territorios ancestrales.
La manifestación comenzó en horas de la madrugada de este jueves y finalizó ya entrada la noche, cuando dos oficiales de justicia y el grupo táctico de la policía militar informaron a los dirigentes indígenas de la declaratoria de ilegalidad de la protesta.
El sitio web G1, el portal de noticias de la Globo, señala que Juma Xipaia, líder de una de las etnias de la región, aseveró que Belo Monte solo será terminada si ellos se cruzan de brazos y conminó a los miembros de otras comunidades aborígenes a luchar para impedir la obra.
"No vamos a pedir nada al gobierno, sino exigir lo que la Constitución nos garantiza. Nuestros antepasados lucharon para que estemos aquí", afirmó Xipaia, de acuerdo con ese medio informativo.
En respuesta a las preocupaciones de los indígenas, la empresa Norte Energía, concesionaria responsable de la hidroeléctrica, asegura en nota de prensa que desde su inicio, la obra es acompañada por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, con el apoyo de la Fundación Nacional del Indio.
Agrega que la obra se ejecuta con la plena concordancia de la población local y de los indígenas de la región, a los cuales les garantiza sus derechos fundamentales, la preservación integral de sus tierras y la calidad de vida.
Una vez terminada, la hidroeléctrica Belo Monte será la tercera mayor del mundo, solo superada por la china Tres gargantes y la binacional (Brasil-Paraguay) de Itaipu.
El gobierno brasileño a considera esencial para satisfacer la demanda de energís y fundamental con vistas a garantizar el crecimiento económico del país.
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